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Trastorno por déficit de naturaleza

Es un síntoma del estilo de vida actual


Yendo a un parque, mirando el mar o simplemente pisando el césped descalzos cada uno de nosotros, alguna vez en la vida, experimento esa sensación de paz, de libertad y de placer que nos da el simple contacto con la naturaleza. Y digo alguna vez porque el ritmo citadino de la vida moderna, nos pone día a día entre paredes de hormigón, bajo luces artificiales conectados con aparatos electrónicos. Pantallas y mas pantallas... Horarios y rutinas establecidas, ocio como algo utópico, nos deja demasiado cansados como para volver a encerrarnos a dormir. Y en esa cotidianidad dejamos sin percibir los cambios sutiles que se suceden en el entorno natural. Esta falta de conexión con la naturaleza recibe el nombre de “trastorno por déficit de naturaleza o TDN. Se define como aquella situación en la que las personas viven una persistente desconexión de la naturaleza y todo lo que el contacto con la naturaleza conlleva: paseos, deporte, evasión…


El termino TDN lo acuño Richard Louv, un periodista y autor estadounidense, en su libro de 2005 "El último niño del bosque". Los estudios realizados sobre el mismo demuestran que en las ultimas décadas se esta generando un cambio en la sociedad que afecta de forma global el desarrollo de los niños. Investigó sus experiencias en el pasado y presente y concluyó que hace daño estar tan separados del entorno natural. Acaba repercutiendo en el desarrollo, así como en el posterior comportamiento de las personas a la hora de vivir en sociedad. Sostiene que entre más tiempo pasemos en el interior, más alienados de la naturaleza nos sentimos y tal vez más vulnerables a estados de ánimo negativos o a que se nos reduzca la capacidad de concentración. Afecta nuestra salud física y mental, la creatividad, sociabilidad y la capacidad empática en los seres humanos. Es un problema que aqueja tanto a niños como a adultos visualizándose en obesidad, dificultad de atención, enfermedades cardiovasculares y, la más importante, por generalizada: depresión.


A medida que se tiene más tecnología, se necesita más naturaleza. Ahí está el problema, la tecnología aumenta pero la naturaleza disminuye.


Louv enumera los efectos positivos del contacto cotidiano con la naturaleza: desarrollo y potenciación de todos los sentidos, facilidad de integrar aprendizajes, enriquecimiento de la creatividad o desarrollo general de las habilidades psicológicas de los niños a través del vínculo con todo lo natural, entre otros. El impacto del libro despertó un enorme interés y llevó a la creación de la fundación de la Red de niños y naturaleza, "una organización sin fines de lucro cuya misión es impulsar el movimiento popular en todo el mundo a reconectar a los niños con la naturaleza". La red se ha extendido por el mundo.

Si intuitivamente sentimos que la naturaleza nos hace sentir mejor y además, sabemos ya que la ciencia ha demostrado ampliamente sus beneficios. Que podemos hacer para contrarrestar el impacto de TDI en nuestras vidas?


No es necesario organizar un viaje a la montaña o dormir en el bosque. Empecemos por pequeñas cosas, el objetivo es reconectar con uno mismo y con la naturaleza, y ayudar a que las personas recuperen la memoria perdida del contacto con entornos naturalizados cotidianos.


Miremos el cielo, caminemos por el parque, hagamos deporte al aire libre, sintamos el viento, cuidemos nuestras plantas, tengamos flores, cenemos en el balcón, armemos nuestro propio oasis. Todo mejora la condición, todo nos pone en camino.









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